miércoles, 28 de agosto de 2013

Las manos sucias, o el reposo de que otros piensen

Uno de los libros clásicos de la politología se llama "Las manos sucias", es una obra de teatro en siete actos, escrita por Jean-Paul Sartre 1948 y estrenada el 2 de abril de ese año en el Théâtre Antoine de Paris. El drama explora las diferencias entre el "deber ser" y el "ser", la ambigüedad moral dentro del compromiso político, así como del enfrentamiento entre la "eficacia política" y el riesgo de comprometer los ideales propios, haciéndose eco de las doctrinas iniciales del existencialismo de Sartre.
Los diálogos del libro incluyen a Hoederer, un político de larga trayectoria en el Partido Comunista; y a Hugo, un joven de 21 años al que dice que le "pesa su libertad".
¿Y porqué le pesa su libertad? Según lo que el personaje Hugo dice:
- Necesito disciplina...
- ¿Porqué? - le pregunta Hoederer.
- Hay demasiados pensamientos en mi cabeza. Tengo que expulsarlos... (...) Esa libertad me pesa. Quiero solo consignas: 'Haz esto. Camina. Detente. Di esto'. Necesito obedecer. Obedecer es todo. Comer, dormir, obedecer.-
La libertad le pesa a Hugo. Para él, que lo manden es un reposo. Su conciencia lo acosa con las preguntas esenciales de la existencia. No quiere afrontarlas, no quiere responderlas... Nada calma tanto a la conciencia moral como la obediencia. NO soy yo el que habla, no soy yo el que odia. Otros lo hacen por mí.
Me dirán lo correcto, lo incorrecto. Lo bueno y lo malo. Puedo delegar en él las elecciones mas duras de la existencia. Las responderá por mí. ¡Qué dulce, cómodo, tierno, es entregarse! Ya no tengo que pensar. Me he liberado de esa angustia.
Cuando uno deja de elegir por sí, cuando se libra de su libertad, puede reposar."
Hoy muchos argentinos están dejando que otros piensen por ellos. Se puede reposar en lo que dice Lanata, Majul, Clarín o La Nación, en lugar de analizar la realidad que vemos todos los días, porque eso requiere un esfuerzo para ver la realidad y además otro esfuerzo para sacar conclusiones propias. Es más fácil y reposado dejar que otros piensen, y nos cuenten la realidad.
¿Porqué hoy nadie repasa esta obra fundamental para la filosofía y la moral políticas? Muy pocos, porque es demasiado incómoda. Obliga a formularse demasiadas preguntas. Hoy se vive sin esas preguntas. Lo que hay que hacer, se hace. Si está bien o está mal depende de mis intereses o de aquellos a los que sirvo.
Parte del periodismo en la Argentina demuestra a veces que ya no importa informar, MENOS AÚN IMPORTA LA VERDAD. Se trata de defender los intereses, las posturas o la fuente para la cual se trabaja. Y si para eso hay que mentir... se mentirá.


(Texto adaptado. Basado en contenido web)