En toda situación
de negociación hay una tensión: por un lado, porque en el campo del
proceso hay que tomar decisiones, y porque esas decisiones están vinculadas con
contenidos o con temas, o con cuestiones, que son importantes para los
negociadores. Entonces, el contenido está representado en el eje vertical.
Pero esas decisiones hay que tomarlas con otras personas, y eso es la
relación, y la relación está representada en el eje horizontal. En toda
negociación hay una tensión, que es muy natural y que resulta del hecho
de que al “subir” lo más posible por una línea, “contraigo” lo que se puede
obtener por la otra. Entonces, mientras más se prioriza el logro en el plano de
los contenidos, menos se prioriza la relación, y viceversa,
mientras más se prioriza la relación, menos prioridad se le da al tema
de los contenidos. Esta es la
TENSIÓN que existe en las situaciones de negociación, y que
está ejemplificada muy claramente, por aquellas situaciones de negociación en
donde la relación está condicionada al resultado de la negociación. Es decir,
se es amigo y se continua siéndolo -y por lo tanto perdura la relación- “si y
sólo si” el otro satisface mis pretensiones en el plano de los contenidos. En estos casos el mensaje es: “sólo
seguiremos teniendo una buena relación si haces y me das lo que yo quiero”.
En el otro extremo de la tensión: uno o un grupo de negociadores está
dispuesto a ceder en los contenidos todo lo que sea necesario, porque
privilegia la relación, y entonces, se está dispuesto a otorgar y a perder y a
ceder todo lo que haga falta, con tal de conservar la relación lo más posible.
En este caso el mensaje es: “bueno, si me prometes que conservamos una buena
relación estoy dispuesto a ceder todo lo que sea necesario”. Esta es una tensión natural, que hay en todas
las situaciones de negociación. Sucede porque SIEMPRE están presentes esos dos
campos en una negociación, el campo del contenido del problema, o del contenido
de los temas que se van a negociar, y porque está presente la relación. Siempre
está presente la relación en la negociación, porque toda negociación se hace
entre personas, aunque éstas representen empresas, organizaciones, países o
instituciones. Siempre hay personas de
carne y hueso, con sus modos y sus maneras y sus preferencias y sus
interpretaciones. Y si se dijo que es un proceso de interacciones y de
influencias recíprocas, siempre va a haber una relación, por más mínima que
esta relación sea.
En algunas negociaciones la relación no será
muy importante, porque puede que sea una negociación de momento; en cambio en
otras negociaciones la relación será muy importante. Entonces, uno de los
dilemas básicos en la negociación es cómo manejar esta tensión, entre el
contenido y la relación. Lo ideal sería que en cada negociación se pueda trazar
una línea diagonal que optimice los logros a nivel de contenido y los logros a
nivel de relación. Logros que signifiquen que en una negociación se pudieran
hacer acuerdos en donde se obtiene lo mayor posible en contenido y lo mayor
posible a nivel de la relación.
¿Cómo se hace para superar la tensión entre el contenido y la relación? Enunciarlo parce muy simple: Separar las personas del
problema, y tener presente siempre, en el transcurso de las negociaciones,
que hay dos campos que atender, por un lado el campo de las personas, en
donde se va a ir construyendo una relación determinada entre los negociadores
en cada interacción que ellos tengan y el objetivo es que ésta relación sea lo
más fructífera y satisfactoria posible, y por otro lado el campo del problema,
en donde se tratará con los temas de la negociación, con el contenido del
problema sobre el que hay que decidir y el objetivo es ser lo más eficientes
posibles con él.
(Texto adaptado. Basado en contenido web)
(Texto adaptado. Basado en contenido web)