martes, 15 de mayo de 2018

Las crisis económicas en Argentina desde 1820



Las crisis económicas y financieras son, en Argentina, tan antiguas como la propia nación, o aún más antiguas.
Nada menos que Juan Bautista Alberdi  hacia finales del siglo XIX, hacía referencia a una larga sucesión de crisis previas:
"La crisis actual es la misma de 1870, la de 1865, la de 1860, de la 1852, de la 1840, etc.  El país ha vivido en esas crisis desde que dejó de ser colonia de España. Podría decirse que no es económica sino política y social.  Reside en la falta de cohesión y de unidad orgánica del cuerpo o agregado social que se denomina Nación Argentina, y no es sino un plan, un desiderátum de nación.  La diversidad y lucha de sus instituciones de crédito, la anarquía de sus monedas, la emulación enfermiza que preside a sus gastos dispendiosos en obras concebidas para ganar sufragios y poder, vienen del estado de descomposición y desarreglo en que se mantienen las instituciones, los poderes, los intereses del país"
En los 195 años que van de 1823 hasta 2018 Argentina sufrió 29 crisis, que involucraron a 51 años, es decir, ocuparon el 27,2 % del tiempo a lo largo de ese periodo tan prolongado.
También muestra que el periodo 1977-1991 fue el de mayor incidencia de crisis económicas y financieras, ya que ocuparon el 27,2 % del tiempo.
Una de las principales conclusiones del trabajo estadístico y econométrico es que en todas las crisis estuvieron presentes los desequilibrios fiscales, es decir, déficit fiscal importante, en particular las crisis de balanza de pagos.
Pero lo mas grave es que las crisis económicas generan, entre otras cosas, aumentos de la pobreza.

Crisis de deuda y crisis bancarias 
Resultado de imagen para pbi argentinaUna crisis de deuda puede generar una crisis bancaria, en la medida en que los bancos tengan en su activo títulos públicos en medio de una creciente desconfianza en la capacidad financiera (o las intenciones de pago) del Estado.
Esto mismo ya ocurrió durante 2001 en Argentina. Al Estado nacional se le estaba haciendo cada vez más difícil conseguir financiamiento para cubrir su déficit fiscal (sin posibilidad de emitir dinero, por las restricciones que imponía la Ley de Convertibilidad que prohibía el financiamiento al Estado) y para refinanciar vencimientos de deuda pública. Parte de las colocaciones de deuda habían sido compradas por los bancos y, por lo tanto, el riesgo de falta de pago de la deuda pública implicaba el riesgo de insolvencia de los bancos.
En ese contexto, en febrero de 2001 comenzó una corrida contra los bancos, que fueron perdiendo depósitos a lo largo de todo el año, proceso que se agravó por la inexistencia de un prestamista de última instancia (otra de las restricciones de la Ley de Convertibilidad, que prohibía la emisión de dinero para préstamos a los bancos).
La corrida contra los bancos fue tan severa que el 3 de diciembre de 2001 comenzaron a regir restricciones al retiro de dinero en efectivo, lo que luego se conoció como el corralito y que terminó con la caída del Gobierno a fines de ese mes.
Las crisis de balanza de pagos
Imagen relacionadaCaracterizadas por bruscas subas del tipo de cambio, pueden generar crisis bancarias y crisis de deuda en la medida en que exista descalce de monedas en los balances de los bancos y en la composición de la deuda pública.
Existe descalce de monedas cuando los bancos reciben depósitos en moneda extranjera que prestan también en moneda extranjera, pero a personas o empresas con ingresos en moneda nacional (funciona de la misma manera si los préstamos son otorgados directamente en moneda nacional).
Esto implica que, sin devaluación, quienes recibieron préstamos pueden pagarlos sin problemas y, por lo tanto, los depositantes pueden estar tranquilos de que continuarán teniendo disponible el dinero depositado; en cambio, con una devaluación brusca, gran parte de quienes recibieron los préstamos no podrán devolverlos (se habrán encarecido fuertemente en moneda nacional) y, por lo tanto, los depositantes no podrán recuperar la totalidad de sus depósitos.
De la misma manera, si gran parte de la deuda pública se encuentra denominada en moneda extranjera, una brusca devaluación puede generar las condiciones para una crisis de deuda, en la medida en que sube fuertemente el ratio deuda/PBI solo porque el numerador se encuentra mayoritariamente en moneda extranjera y el denominador mayoritariamente en moneda nacional.
Esto ocurrió con la crisis de comienzos de 2002: la devaluación profundizó los problemas de los bancos (se pesificaron y reprogramaron depósitos a plazo fijo, lo que luego se conoció como el corralón) y los problemas de deuda pública (ya se había declarado el default, a fines de 2001, pero la reprogramación de la deuda se hizo más compleja por el salto del ratio deuda/PBI.
El escenario actual, de mayo de 2018, parece reunir todos los condicionantes para una confluencia de las condiciones de una nueva gran crisis: bancaria, de deuda, de balanza de pagos.


(Texto adaptado. Basado en contenido web)