sábado, 14 de marzo de 2020

Puentes que unen

A Praga, la capital de la República Checa, en el corazón de Europa, la rodean por todas partes hermosos sitios históricos. El autor alemán Goethe, se refirió a esta ciudad como “la más preciosa gema de la corona del mundo”.
Esta obra gótica de piedra que aparece en la foto, conocida como el puente de Carlos, es una de las estructuras más famosa del mundo, y se le considera una de las más imponentes. El puente, cuya construcción encargó el rey de Bohemia en el siglo 14, cruza el río Moldava, conectando las dos partes de la ciudad, y conduce hacia el Castillo de Praga en la colina.
Pero en muchos aspectos, el puente de Carlos, más que un punto de conexión, es un símbolo de fortaleza, unidad y esperanza.
Millones de personas lo han cruzado a lo largo de los siglos: viajeros, mercaderes, ejércitos hostiles y amigables visitantes. El puente ha sobrevivido guerras, ocupaciones, desastres naturales, y la vida cotidiana de una alborotada ciudad por más de 600 años. También ha sido un nexo para Praga, la República Checa, con toda Europa.
Eso es lo que hacen los puentes: conectan personas y superan barreras de otro modo insalvables. Nos unen de quienes en otras épocas estuvimos distanciados. Nos permiten interactuar, cooperar, y entendernos mutuamente. Al haber tantas fuerzas que nos separan, cada vez necesitamos más puentes que sirvan para nutrir la esperanza.
 Havel, el renombrado escritor checo y el primer presidente de la república, seguramente cruzó este puente muchas veces. “La esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien”, dijo, “sino la certeza de que algo tiene valor, no importa cómo resulte”
Definitivamente, el puente de Carlos (como nuestra propia vida), ha pasado por momentos buenos y malos, horas de oscuridad y de luz. Pero en medio de todo, a pesar de todo, sigue erguido, fuerte y firme, como un recordatorio de que la unidad es posible y digna de cualquier esfuerzo por superar todo obstáculo.
No importa cuán profundas, turbulentas, y agitadas sean las aguas, siempre hay formas de alcanzar la otra margen de nuestras diferencias, de conectarnos, de crear puentes que nos indiquen un camino de esperanza...
(MyPI)

¿Belleza en la imperfección?


En el Louvre, en París, Francia, uno de los más afamados museos del mundo, existe una estatua de unos 6 metros de altura que se calcula data de hace más de 2.000 años. Esta fue descubierta en trozos, por un arqueólogo aficionado, en la arena de la isla griega de Samotracia, en el año 1863. Hoy día se yergue firme y fuerte entre las más célebres piezas de arte del museo Louvre y, quizá, una de las más reconocidas esculturas del mundo.
La llamamos la "Victoria Alada de Samotracia", aunque se desconoce el nombre que le diera su creador. De hecho, no se sabe quién la esculpió ni cuál fue su propósito o significado original. El hecho de que la figura alada parece “extenderse hacia el frente en la proa de un barco”, lleva a algunos “historiadores a concluir que fue creada para conmemorar una exitosa batalla naval”. Pero eso es lo que imaginamos; ni siquiera sabemos la forma exacta de la Victoria Alada, puesto que nunca se encontraron la cabeza ni los brazos.
Sin embargo, pese a todo cuanto desconocemos de esta magnífica escultura, sí sabemos cómo nos sentimos al observarla. La Victoria Alada despierta sentimientos de triunfo, admiración, valor, confianza...
Pero, ¿por qué es esta obra de arte dañada e incompleta tan universalmente venerada? Algunas personas destacan la destreza artística evidenciada en los restos de la Victoria Alada, comentando que es hermosa pese a estar incompleta. Porque convengamos que nada o nadie tiene por qué ser perfecto para ser hermoso. Por otro lado, hay algo fascinante y misterioso en las imperfecciones de la escultura.
¿No será que ella es hermosa debido a sus imperfecciones y a causa de no estar completa?
Lo cierto es que a diario estamos rodeados de personas y situaciones imperfectas e incompletas,(empezando por nosotros mismos).
Tanto es así que, no se si a Uds les habrá pasado, pero a veces me he sentido tirado y despedazado en la arena de la vida. Sin embargo, todos podemos tener nuestro proceso de recuperación, de rearmado, no de condenación. Todos merecemos redención, en vez de rechazo.
Cuando observamos la famosa estatua, también recordamos que las victorias son hermosas, aunque nunca perfectas.
La Victoria Alada de Samotracia parece decirnos que las imperfecciones jamás deben quitarnos la confianza ni nuestra capacidad de ser firmes y constantes en lo que somos, creemos y deseamos...

(MyPI)

Algo muy grave va a suceder en este pueblo

El cuento que comparto le pertenece a Gabriel García Márquez. Fue narrado por él en la década de los setenta en un congreso de escritores y fue publicado por la revista El Cuento (México). En los años ochenta se usó este argumento para realizar una película cortometraje.
"Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: "No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo".
El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: "Te apuesto un peso a que no la haces". Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó si era una carambola sencilla. Y él contesta: "es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo".
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado el peso regresa a su casa, donde está con su mamá, o una nieta o en fin, cualquier pariente, feliz con su peso comenta:
- Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
- ¿Y por qué es un tonto?
- Porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.
- Y su madre le dice: No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen...
Una pariente oye esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero: "Deme un kilo de carne", y en el momento que la está cortando, le dice: "mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado".
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: "mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas". Entonces la vieja responde: "Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos..." Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.
Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde alguien dice:
- ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
- ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.
- Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
- Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.
- Sí, pero no tanto calor como ahora.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: "Hay un pajarito en la plaza". Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.
- Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
- Sí, pero nunca a esta hora.
- Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
- Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.
Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: "Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos". Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: "Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa", y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:
-¿Vistes mi hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?"
.....
Me acordaba del cuento pero me costó encontrarlo. Es muy útil, aunque es solo una ficción. Pero a veces no hay nada mejor que la ficción para hablar de la realidad...