sábado, 11 de enero de 2014

El estrés es resultado de nuestra forma de percibir el mundo

Un gran porcentaje de la población adulta dedica parte importante de su tiempo a actividades laborales. El trabajo, o la profesión, son considerados fuentes importantes de estrés. Se estima que el hostigamiento, cargas extremas de labores, una excesiva preocupación por la eficacia o eficiencia sin considerar los tiempos y las posibilidades de las personas, una mala ubicación de un sujeto a su puesto, la confusión de roles y jerarquías, suelen ser (entre otros) factores potencialmente estresantes.
Pero un hecho interesante es que la demanda de muy poco trabajo también es causante de este síndrome, y produce aburrimiento, falta de consideración o reconocimiento, disminución de la motivación, etc., que serían fuentes de conflictos en la organización empresarial.
Mucho se habla del estrés en nuestros lugares de trabajo. Es común escuchar que un compañero de labor está estresado, o que una tarea es sumamente estresante. Pero ¿qué entendemos de esto? y, lo que es mas importante ¿cómo puede ayudarnos su identificación a mejorar las condiciones laborales en nuestras empresas?
Según mi experiencia el estrés es un proceso global, de múltiples causas, que ocurre en respuesta a eventos que perturban o amenazan con perturbar nuestro funcionamiento físico o psicológico. El grado de estrés que una persona puede experimentar dependerá, en gran medida, de la evaluación cognitiva que realice del evento o situación estresante. Es decir, del modo en que dicha situación sea percibida o interpretada como amenazante o de difícil enfrentamiento o solución.
Desmenuzando un poco estos conceptos: ¿Qué es la evaluación cognitiva? Es la manera en que cada uno de nosotros percibimos, interpretamos y explicamos la ocurrencia de distintos momentos o situaciones de nuestra vida. Sería nuestro marco teórico, nuestra filosofía, nuestro método de comprender. Por esto mismo se puede pensar que cada uno de nosotros posee sus propias evaluaciones cognitivas. Algunos individuos pueden evaluar una situación de cambio como posibilitadora, otros como peligrosa, otros como perjudicial.
Podríamos pensar, por ejemplo, que el ingreso de una persona nueva a un sector de la organización implica cambios, no solo para quien se incorpora a una "nueva" tarea y equipo de trabajo, sino también para los miembros del grupo existente.
Para quien ingresa, la situación amenazante podría estar vinculada a una situación laboral nueva. Si este proceso de socialización es acompañado de una retroalimentación positiva en cuanto a sus capacidades personales y a la que la organización ofrece, la adaptación del mismo y del grupo se desarrollaría de una manera positiva. De no ocurrir esto, y si ambos ven el proceso como peligroso para su estabilidad laboral, estaríamos en presencia de un posible factor estresante tanto para quien se incorpora como para el grupo. 

Factores estresantes:
En un trabajo de investigación desarrollado por Holmes y Masuda en 1984 se pudieron detectar, después de entrevistar a cientos de personas, 43 factores estresantes, siendo los siguientes los de mayor impacto: muerte de un familiar cercano, divorcio o separación marital, prisión, enfermedad o lesión personal, matrimonio, despido del trabajo, reconciliación marital y jubilación.
Dentro del ámbito organizacional o laboral los mas frecuentes fueron: reajustes en los negocios, cambios en la situación financiera, cambio de trabajo, cambio de las responsabilidades en el trabajo, problemas con el jefe, y cambio en las condiciones u horarios de trabajo.
Podemos apreciar entonces que los factores ligados a la labor cotidiana son importantes y para ser tenidos en cuenta en la empresa en la cual trabajamos o asesoramos.

Recomendaciones:
Si se sintió identificado algunos de estos indicadores, estas son señales de alarma que puede utilizar a su favor, previniendo cualquier otro riesgo y buscando las causas posibles de su malestar. Consulte a un especialista. Su salud física y psicológica es fundamental para su bienestar personal, laboral, social, espiritual y la de los suyos.
Mientras tanto, reorganice sus tiempos y ritmos laborales, tómese mas tiempo para sus hobbies o distracciones, delegue en sus colaboradores y confíe en ellos, trate de dormir mas horas si es necesario y posible; no se cargue de responsabilidades; evite la automedicación; aliméntese bien; haga ejercicio; camine al aire libre y evite excesos... 

Pero el mejor remedio anti estrés es la tranquilidad y el bienestar espiritual que viene de darle a las cosas el valor que tienen, sin sobredimensionar los problemas o dificultades que son propios de la vida diaria.

(Texto adaptado. Basado en contenido web)

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