lunes, 2 de marzo de 2015

Aprender para cambiar

"Nos encontramos en un punto de la historia en que el conocimiento es central. Se habla de organizaciones que aprenden, del valor del know how y de la sociedad del conocimiento: todo a nuestro alrededor es un desafío, y ante todo lo hecho, solo nos cabe esta rara sensación de que todo parece estar por hacerse…
“El aprendizaje constante es esencial en la sociedad del conocimiento” decía Peter Drucker. Y esto tiene que ver con la generación constante de nuevo saber, con la aparición de nuevas herramientas, de nuevos enfoques.
La pregunta esencial sería: ¿Aplicamos esos nuevos conocimientos adquiridos?¿O simplemente utilizamos los nuevos conocimientos como una ropa nueva, que exhibimos en forma de un diploma o de un nuevo lenguaje? 
Esos libros que orgullosamente atesoramos en nuestra biblioteca ¿nos acompañan en el quehacer diario?
De nada sirve aprender si no vamos a construir desde ese nuevo conocimiento, o a aplicar desde esa nueva herramienta. Comprometerse con la capacitación no es comprometerse con el estudio, es fundamentalmente comprometerse con el cambio y principalmente con nuestro propio cambio.
Dice Isao Nakauchi: “La razón de la existencia de una organización es convertir inmediatamente en acción lo que se aprende y hacer con ello una contribución a la sociedad”, y lo mismo cabe para los individuos; nuestra razón de ser es mejorarnos y mejorar nuestra sociedad, y para ello no alcanza con el saber, es imprescindible el hacer.
Desde esa visión debemos planificar nuestra capacitación y la de la gente de nuestras organizaciones desde una doble perspectiva: por un lado debemos pensar qué habilidades debemos incorporar a la organización y para qué lo haremos, es decir qué actitudes, aptitudes o prácticas debemos transformar para alcanzar nuestros objetivos organizacionales.
Pero además debemos planificar en qué medida daremos lugar al nuevo conocimiento en la organización, cómo nos aseguramos que lo aprendido pase a ser parte del acervo cultural del grupo.
Sin estos dos elementos de la mano, gran parte de nuestro esfuerzo será en vano. Si la capacitación no sirve para generar resultados positivos, pierde absolutamente su valor.

Capacitarse es “ponerse en capacidad de”. Hagamos de este potencial una realidad que nos haga más exitosos a nosotros, a nuestras organizaciones y a nuestra sociedad.   


(Texto adaptado. Basado en contenido web)

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